Por: José Sobrevilla (Premio Nacional de Periodismo 2023)
Lunes, 26 de mayo de 2025
“AMLO, simplificador de realidades”, Alejandro Jiménez
· La sección ‘Quién es quién en las mentiras’ fue un asunto abusivo. Un gobierno no debe decir a los medios cómo reportear… revolvía opinión con información.
Además de marcar la agenda nacional y tener una presencia tan grande, para el Coordinador Nacional de Opinión de la Organización Editorial Mexicana, OEM, Alejandro Jiménez, las conferencias mañaneras han provocado un gran rebote en los medios tradicionales, con el plus de que él mismo, Andrés Manuel López Obrador, fue un buen comunicador y excelente elaborador de narrativas; incluso hasta simplificador de realidades, para que la gente común las entendiera; fue un modelo virtuoso, en el que anticipaba la agenda y la comunicaba bien.
Ahora, −sigue Alejandro Jiménez− con la llegada de Claudia Sheinbaum, al heredar el modelo, no es lo mismo, pero sigue ganando la agenda y tal vez no sea la gran comunicadora, que pueda simplificar y hacer narrativas mucho más llegadoras a la gente, pero es más técnica que su antecesor, y − las conferencias− siguen siendo un modelo que no existe en el mundo. Gabriel Boric Font, presidente chileno, llegó a decir al ex presidente López Obrador, que “eso era anticomunicacional” y que jamás se pararía a las siete de la mañana para dar conferencias.
En ese tipo de modelos, −asegura Jiménez− se violan algunos principios que las agencias de RP (Relaciones Públicas), o de construcción de imagen te dicen: cómo salir, la hora y cómo planteas, cómo te paras y hablas (…) y aquí finalmente fue un modelo muy personal, funcionó, no creo que lo haga eternamente, como todo, tampoco que funcione para todos, pero por el momento creo que sigue funcionando.
Incluso cuando suplió la información de los medios tradicionales que estaban, fundamentalmente, en contra de sus políticas, él logró, que estos medios opositores a su discurso, colocarlos en su narrativa; y todos ahí estábamos viendo y oyendo… Mientras que en el caso de Claudia Sheinbaum cambia el tono, el fondo; la información se sigue distribuyendo y en el caso de López Obrador, aparte de dar a conocer la obra pública, tiraba línea a todos: empresarios, morenistas, la clase política…
Claudia no ha ocupado tanto este colmillo político, aunque le sigue sirviendo para informar proyectos de infraestructura, trenes, salud, bienestar, etcétera, pero dudo mucho que sea un modelo popular; es decir que, −como decía López Obrador, idealizándolo al extremo− “toda la gente en las fondas y parques públicos están prendiendo la tele para ver y estar enterado de lo que dice su presidente−; no, yo creo que comienza un entramado de comunicación mucho más complejo en redes y en los propios medios que él mismo rechazó, donde ellos han dejado y, tanto él como la presidenta Sheinbaum, siembran los mensajes importantes.
Cuando comenzó López Obrador este modelo de comunicación, ya como presidente, dije “esto es desgastante, después de seis meses esto tendrá que cambiar, no puede seguir así: tanto odio, tanto gasto de energía en los mismos personajes: “ya dedícate, tienes al 80% de la población apoyándote, vete hacia adelante…” y, me dije, “esto va a acabar pronto”, pues no: pasó del año y ¿Cuál?... se nos fueron los seis años y mantuvo el ritmo, incluso dejó la inercia al siguiente gobierno. Como todo, tiene pros y contras, es un mecanismo que incuba sus propios límites, y no va a ser eterno, pero “de momento funciona”.
-Esta forma de comunicar, ¿cómo consideras ha impactado a las administraciones de la 4T?
Les dio línea. De alguna manera era un caudillo, y como tal puede serlo en el buen o mal sentido, según como lo interpretes, pero fue un guía: él dictó línea, dijo “es por aquí” y lo han tratado de replicar con muy malos resultados; sé que por ejemplo en Sinaloa −una vez a la semana− el gobernador Rocha Moya las ha hecho, y siempre acababa peleando, se han mentado la madre, aun cuando tiene mucha prensa a su favor; y en otros estados, Mara Lezama y Marina del Pilar Ávila también, pero comenzaron durando dos horas y ahorita duran 20 minutos, ¿no hay preguntas? y se van.
La 4T sirvió para permear más que el modelo, la narrativa; para aprender cuáles eran las claves de la narrativa de Andrés Manuel y luego repetirlas como periquito (…) y están todos repitiéndolo como mantra, pero en todos los términos, no me refiero nada más en cuestión periodística, sino sociales, empresariales… entonces, creo que dictó una línea.
Algunos gobernadores tienen sus propios sistemas de comunicación, unos más tradicionales e incluso otros ausentes, “yo aparezco únicamente en eventos” y, como antes, ahí los cachabas en las “banqueteras”; llegaban a un evento y se ponían a hablar del tópico que quisieran, aunque no tuviera nada que ver con lo del pobre evento que, de buena fe, los habían invitado… y hablaban de Estados Unidos, nuestra soberanía y otras cosas.
Creo que (el discurso de las mañaneras) impactó más en la parte de la pedagogía narrativa, que de un modelo de comunicación que pudiera ser popular o repetido tan fácilmente.
Todo lo que sucedió, desde el inicio de la administración del ex presidente López Obrador, fue disruptivo a nivel periodístico, en la academia, en el ámbito empresarial, incluso político, en cualquier ámbito. Había políticos que me decían, incluso de la 4T, “pues yo veo la mañanera para saber de qué es la línea, ahí me entero”; ni siquiera en reuniones de gabinete.
Yo he sido muy crítico de la academia en temas periodísticos. Tengo buenos amigos en todas las escuelas de comunicación, porque hacemos convenios de prácticas profesionales; por ello vienen muchos muchachos aquí, la OEM, pero nuestros planes de estudio periodísticos están desfasados 30 años (…) algunos ya han metido clasecitas de medios multimedia, pero los planes de estudio siguen siendo los mismos.
Yo estudié en la UAM-Xochimilco, generación 82-86 y, los mismos profesores que me dieron clase, siguen dando hoy; claro, unos ya murieron, pero siguen con el mismo plan de estudios; la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM) ya se han ido renovando, pero su plan de estudios básico es el mismo; la Ibero lo ha revisado cinco veces y queda más o menos igual… y todavía llegas y te hablan: a ver, “los géneros periodísticos son estos cinco y la pirámide invertida”, etcétera; cuando los medios están seis veces adelante; si la realidad periodística está desfasada, imagínate la academia.
Han comenzado a hacerse tesis… Conozco al menos seis que están tratando de explicar el fenómeno comunicativo de Andrés Manuel, y la nueva clase política a la llegada de la 4T, con poco éxito, porque la bibliografía siguen siendo manuales, libros de los ochenta-noventa, con marcos teóricos que difícilmente se pueden aplicar a la realidad, y son obligatorios para los alumnos, quienes tienen que meter hasta 200 referencias de menos, y entonces, se desvirtúa mucho.
Decíamos: “hacia adelante, este hombre no va a poder sobrevivir sin apoyo de los medios, cuando en realidad lo que estábamos viviendo era un cambio de régimen” y cuando después de esa narrativa disruptiva, la gente lo seguía apoyando, la de base, el pueblo, la del camión, el metro, Metrobús, entonces te dabas cuenta que allí hubo un desfase.
No entendíamos, o estábamos entendiendo de manera muy lenta, que esto había sido un cambio de régimen; en su momento, cuando Fox llegó a la presidencia, hubo cambio de gobierno, pero no de régimen, que es mucho más de fondo. Entonces, esto fue disruptivo para los medios, los empresarios y ni se diga para una academia que está en muchos sentidos anquilosada.
−¿qué vaticinas respecto a estas dos formas de comunicar: la de Claudia y AMLO?
Van a tener que hacer ajustes sobre la marcha. En un primer momento López Obrador decía “a mí ponme a Jorge Ramos, que ya sé que me va a venir a preguntar algo muy en tono hasta insolente” … o a no sé quién; claro, no todos los días, pero se daba márgenes para poder contestar, meterse, responder, dar la cara, yo creo que en el caso de Sheinbaum la van a tener que cuidar más y se nota por el tipo de preguntas, la obsecuencia de los reporteros, que ante el poder se ve mal en todos términos: se vio mal con Peña Nieto, con Fox, Calderón, se veía mal en el periodismo y, en este caso, se vuelve a ver mal cuando también es una completa obsolescencia.
Pueden decir “es que hay afinidad de ideales”, sin embargo, creo que el periodismo… sigo creyendo −a lo mejor de manera muy romántica− tiene que ser contrapeso, no un crítico loco, sino realmente tener contrapesos y preguntar cosas incómodas, porque de repente no hay cosas perfectas. Les estalló Segalmex, la deuda de proveedores a Pemex, en fin; sin embargo, Andrés Manuel era tan fuerte que él podía defenderse; en el caso de Claudia no, no por ser mujer, que quede claro que no es comentario misógino, sino por su personalidad de comunicación, su procedencia científico-académica, que no es de choque, que no es de colmillo retorcido, sino que realmente ella va a tener que hacer ajustes.
Hacer las conferencias más cortas, poner más preguntas a modo −que me da la impresión de que se están incrementando− por el tono y forma en que se cuestiona, y la manera en que ella no se engancha, como lo hizo Andrés Manuel, en perder tiempo en criticar a los medios, lo cual mucho agradecemos. Pero sí, en cuanto a la forma de que ves cómo viene la pregunta, es que la están cuidando más (...) porque la mañanera no es técnicamente una conversación circular, nunca lo fue, es un acto de información y propaganda; entonces, tienen que cuidar esos dos aspectos. Andrés Manuel era muy bueno para la propaganda, la presidenta Sheinbaum no tanto. Ella es muy buena para informar, reducimos tiempo, no lo de la propaganda, aunque también lo acotamos, etcétera, pero necesariamente va haber ajustes.
-¿Tuvieron que ver las conferencias matutinas en el triunfo de Claudia Sheinbaum?
Sí, sí, claro, porque era parte de la narrativa de Andrés Manuel; la narrativa por encima de los medios, la crítica. Sí lo creo, a diferencia de muchos colegas míos que opinan que no pesaban, porque la gente “ni las veía”, yo creo que sí ayudó a que su discurso permeara, incluso en todos los medios. Aunque él diga que no pesamos, que no existimos, que todo son “las benditas redes sociales”. Sí influyó, porque puso un mensaje muy fuerte de la presidencia.
Influyó en una narrativa que reforzó la convicción de la gente que “estaban haciendo bien las cosas y que Morena merecía seguir siendo gobierno”, creo que sí sirvió para esos efectos (…) de libertad de expresión, de prensa, tengo mis dudas. “Sí creo que la sección de ‘Quién es quién en las mentiras’ fue un asunto abusivo. Me pareció una cosa que no se debe hacer en el mundo (…) éticamente, un gobierno no debe decir a los medios cómo reportear… revolvía opinión con información. Ahora tienen el ‘Detector de mentiras’ que trata de ser un poco más light en el sentido duro y también confunde información o revuelve más bien, no confunde, −creo que no son inocentes− información con opinión.
La opinión es más respetable, y tiene sus propias reglas. Yo soy editor de opinión desde hace más de treinta años, entonces te lo puedo decir: por donde lo quieras ver, la mañanera en la parte de ‘Quién es quién en las mentiras’ o ‘El detector’, son espacios fallidos, satisfacen al presidente en un sentido, a lo mejor de venganza: “ya ven cómo los balconeamos”, etcétera; no había oportunidad de réplica, o sea no era un diálogo circular, pero el modelo como tal, por supuesto que ayudó a fortalecer la narrativa de este gobierno, de este nuevo régimen.
Claudia no lo ha tomado como lo hizo Andrés Manuel, para vengarse o para mantenerlos a raya. Nunca ha estado más o menos… ahorita con lo de Zedillo tuve mis dudas, creo que hubo una desproporcionada atención a Zedillo y luego decir, “es que también ellos tuvieron que sacar grabaciones de aquellos con el narco y todo”: no puedes criminalizar la disidencia.
Entrevista realizada en oficinas de la Organización Editorial Mexicana el viernes 9 de mayo de 2025.
PD. Alejandro Jiménez es periodista con más de tres décadas de experiencia, ocupando siempre puestos editoriales en El Universal desde columnista de negocios turísticos, redactor de temas de seguridad nacional, Subdirector de Opinión. Ha sido cotitular de programas informativos en Radio ABC y Radio Ibero. Coautor del libro "México Armado, Crónica de la Guerrilla en México 1943-1981". Analista de la cadena NTN24 en temas de seguridad. Tiene maestría en Administración por la Universidad Iberoamericana y actualmente es Coordinador Nacional de Opinión de la Organización Editorial Mexicana.