Por: José Sobrevilla (Premio Nacional de Periodismo 2023)
Lunes, doce de mayo de 2025
Ramón Ivan Suárez Caamal, el poeta de los niños
En esta ocasión, la historia de vida de hoy, nos hablará de un hombre nacido en Campeche y radicado en Quintana Roo, QR, que se ha dedicado al magisterio, pero que la vida lo ha llevado a ser un reconocido exponente de la poesía infantil. Su amor por Quintana Roo hizo que, en el XI aniversario de su fundación, en 1985, bajo el gobierno de Pedro Joaquín Coldwell, cuando se lanzó el concurso para componer el himno de la entidad, el indiscutible ganador fuera Ramón Ivan Suárez Caamal. Para su personal orgullo, el profesor de lengua y literaturas españolas, y residente de Bacalar, QR, oriundo de Calkiní, Campeche (1950), ha sido muy reconocido en el estado por el himno a Quintana Roo; sin embargo, en 2010 también fue galardonado con el Premio Hispanoamericano de Poesía para niños convocado por la Fundación para las Letras Mexicanas y el Fondo de Cultura Económica, FCE, con su poemario “Huella de pájaros”.
Al año siguiente, 2011, en el Premio Internacional de Poesía para Niños de la ciudad de Orihuela, España, fue reconocido por el poemario “Palabras para armar tu canto”, y en 2014 también lo galardonaron en el Certamen Internacional de Poesía para niños “Luna de aire” que convocara la Universidad de la Mancha, en España, con el poemario “Pregúntale al sol y te dirá la luna”.
De niño, cuando apenas tenía tres o cuatro años, y hasta la primaria, comenta Ramón Iván que vivió en Calkiní, Campeche; sin embargo, ya entraditos los 12 años, “al no haber muchas oportunidades para estudiar, prepararse”, sus padres aprovecharon para enviarlo a concursar al examen de admisión en Benemérita Escuela Normal Rural ‘Justo Sierra Méndez’, de Hecelchakán, Campeche. “Pasé el examen y ahí viví, visitando Calkiní cada 15 días, o cada tres semanas desde los 12 a los 18 años; es decir, mi adolescencia y juventud, en aquella inolvidable normal rural fundada, creo, por el entonces presidente Lázaro Cárdenas para hijos de campesinos y obreros”.
¿Cómo fue que decidiste estudiar para profesor?
No fue una decisión que dijera “por vocación”, sino “por necesidad”. No había otra forma de estudiar y superarse, dado los recursos económicos de mis padres; se podía ir a estudiar a Campeche o Mérida, que es donde había universidades, preparatorias, pero −entonces− en Calkiní no había eso; y, además, en Hecelchakán se solucionaba el problema de la alimentación, porque como era un internado… ahí nos daban todo, la alimentación, la educación y demás.
Después, cuando empecé en las prácticas y a ejercer como maestro de primaria y secundaria, le encontré gusto a la docencia y la vi como un medio, una carrera para… no influir, pero sí preparar y hacer que llegara la cultura, elementos de la ciencia y demás a los niños y adolescentes que después estuvieron bajo mis clases.
−¿Cómo te nació esa sensibilidad, ese gusto por la poesía y sobre todo la de jóvenes, niños y adolescentes?
En la escuela normal, por suerte, nos tocó un maestro de literatura, de español, muy entusiasta, quien manejaba la literatura de manera viva, en forma práctica: su nombre es Eolo Marte Durán Castillo que, en aquel tiempo, era muy joven (…) Nos hacía participar en concursos de oratoria, declamación y, lo más importante, a formar parte de un periódico estudiantil donde publicábamos desde pequeños ensayos, crónicas, poemas… tenía de todo.
Lo hacíamos en mimeógrafo, desde poner el esténcil, eso ya es prehistoria, meter el esténcil al aparato, quitarle la cinta a la máquina y escribir para que las teclas se marcaran ahí, y los dibujos se hacían con un lapicero que no tenía tinta; entonces ya se grababa, y después que lo imprimíamos una por una todas las hojas, salíamos al poblado, a Hecelchakán, a venderlo entre la gente, a difundirlo; poco a poco eso nos fue llevando a varios de ahí al gusto por la literatura.
La escuela tenía una biblioteca enorme y, como a mí desde niño me gustaba leer, nos repartían comisiones y yo solicité la de biblioteca y me pasaba las horas leyendo. Había una colección enorme de libros del romanticismo mexicano, novelas y demás. Creo que leí todos los autores de esa época y otras más. De ese modo es que afiancé mi gusto por la literatura y por escribir.
Ahora, el gusto por escribir poemas infantiles me vino cuando, ya como profesor, estaba meciendo la hamaca de mi hija y mi esposa me dijo: “¿por qué no le inventas o le cantas una canción de cuna?”. Fue así que me puse a escribir, a inventar y tararear… Después en la época del presidente López Portillo hubo varios concursos nacionales de poesía para niños y gané en dos ocasiones el certamen nacional, lo que me llevó a seguir escribiendo.
Aunque no era mucha mi producción, fue hasta el certamen de 2011 del Fondo de Cultura Económica que gano ese concurso, el premio Hispanoamericano de Poesía para niños, que me dedico completamente a escribir del tema. Tal vez eso influya porque soy el autor de la letra del himno. Eso ya tiene más de treinta y tantos años que lo escribí; lo que me ha permitido también esos reconocimientos, participar en encuentros de escritores, ir a presentar libros.
−¿Qué títulos has publicado hasta ahorita? ¿En qué, editoriales?
Bueno, nada más en el Fondo de Cultura Económica, FCE; en el sello Calandraca, y en la Universidad de La Mancha, y uno de los últimos fue el de Veracruz, se llama Instituto Literario de Veracruz. Estas son las editoriales oficiales. En la vertiente de la poesía, di talleres de poesía por primer tiempo, de forma presencial, para acercar a la gente que quería escribir a los mecanismos de la creación poética. Hice los manuales. Uno de ellos, “Poesía en Acción”, lo publicó por primera vez Bellas Artes, y luego en Alfaguara, donde tuvo mucha difusión. Se vendió bastante este libro.
Las demás ediciones han sido, o con asociaciones culturales, municipios, Sin embargo, la mayoría de forma personal, autoedición. ¿Cuántos libros llevas escritos? Para la infancia, cuarenta y ocho. Y en general como treinta y dos. En total, con los que faltan, más de 75 por ahí.
−Aparte de las publicaciones ¿Qué más haces para vivir?
Con las publicaciones no alcanza para vivir. En realidad, yo trabajé por más de 44 años como docente de primaria y secundaria, y como maestro de español. Primero en Jalisco, donde estuve cuatro años, y luego en Quintana Roo donde he estado el resto del año. Actualmente estoy jubilado, tengo mi pensión, y más otros trabajos que hago. Estoy en la Casa del Escritor, y de eso nos mantenemos; ahorita tengo, por suerte, el estímulo que dan para el Sistema Nacional de Creadores, a donde acabo de entrar. Entonces, voy a estar tres años con ese estímulo, esa beca.
−¿Cuántos hijos tienes, Ramón?
En total tengo tres hijos, dos hijas y un hijo. Mi hijo menor, es docente, él es profesor de literatura, pero no escribe. Solamente lee e imparte la materia. Mi hija mayor es muy lectora, pero tampoco escribe. Ella es rectora de la Universidad de Bacalar, de la Politécnica de Bacalar (Dra. Ingrid Citlalli Suárez McLiberty). Y mi hija, la que está en medio, ella sí comenzó con la poesía. Cuando tenía siete años, la editorial Praxis le publicó un primer libro; pero después lo dejó por diferentes cuestiones.
Estudió Antropología aquí en Quintana Roo, en Chetumal, pero luego le dio por el cine y se fue a estudiar a Cuba su carrera como documentalista; ahí estuvo tres años y se especializó en edición. Luego se fue un año o dos a Londres donde terminó de hacer su especialización. Claro, en Bacalar, Quintana Roo, no hay mucho campo para eso; sin embargo, ya tiene varios documentales hechos. Uno sobre los médicos tradicionales, Los h-men, o curanderos.
Otro sobre la Laguna de Bacalar y el problema ecológico; y el más reciente se llama Mayapax, la música de la guerra y de los dioses. Es un recorrido que hicieron para documentar la música tradicional de Quintana Roo, que se usó durante la mal llamada “guerra de castas”. Ella se llama Meztli Vianey Suárez Mc-Liberty. Si pones el nombre en internet, ya sale todo lo que ha hecho.
−Y ¿En qué estás trabajando ahora, Ramón?
Estoy en los proyectos de la beca del Sistema Nacional de Creadores. Son cinco libros que tengo que escribir en tres años. El primero ya lo terminé, se llama “En el país de los cuentos”, que es una recreación de los cuentos tradicionales, pero visto de una manera diferente. Ahí sigo un poco a Gianni Rodari, que hace juegos curiosos con los cuentos. Y a Roald Dahl de cuentos en verso para niños perversos. Más o menos estoy siguiendo esas vertientes para hacer una especie de parodias y recreaciones de los cuentos infantiles. El siguiente libro, que es el que me está dando más trabajo, es una especie de poema en prosa acerca de los insectos. En “Entomología para principiantes”, se llama.
El tercero es sobre los peces. Las extrañas cosas de los peces, algo así se llama. No recuerdo el título. Ahí voy a ver todas las peculiaridades del mundo marino y de los peces en general. Y, el otro es sobre plantas carnívoras; especialmente de la atrapa moscas y todas las plantas carnívoras. Todos son poemas, van a ser en verso y van a tener un sentido humorístico. Más que nada, que sean entretenidos, que sean divertidos e interesantes para la niñez.
Y el último, es un libro sobre, digamos que continúo mi investigación poética sobre el mundo vegetal, sobre las hierbas, los matorrales, los árboles. Y estoy escribiendo sobre eso, sobre la cuestión del mundo vegetal. Esos son mis proyectos de la beca. Pero al par, estoy escribiendo un montón de libros más. Porque ahorita, como estoy jubilado, me da tiempo. Acabo de terminar un libro sobre los dinosaurios. Que salió de una presentación que hice, donde una señora, una mamá, me dijo, “oye, a mi hijo le gustan mucho los dinosaurios”. Pues hasta ahora no tengo, pero la voy a escribir −le dije−, y ya lo terminé.
Ahorita estamos en el proceso de ilustración, que es una parte muy importante de los libros para la infancia. Las imágenes que tenga, que sean también interesantes, que sean muy atractivas, que den colores y demás. Entonces, van contando una historia alterna a la que da el texto.
−¿Tienes ilustrador o tú mismo lo haces?
Tengo ilustradores. Aunque me gusta la pintura y hago cuadros, la ilustración es otro mundo. Es más complicado. Tengo más o menos como cinco personas con las que he trabajado. El que más ha hecho mis libros es un ilustrador cubano, Yancarlos Perugorria. Con él ya hice como diez libros, creo, o más. José Can Uc es otro ilustrador de Calkiní, Campeche. Y también con Karla Moo Valle, una ilustradora de Cancún, son de los que me acuerdo en este momento. Son con los que más libros he hecho. VER VIDEO
Entrevista realizada vía Video-llamada hasta Bacalar, Quintana Roo el 22 de abril de 2025